domingo, 22 de noviembre de 2009

explorar la discapacidad a traves de los cuentos


No conozco ningún padre o maestro de niños que no crea en los beneficios de leer a los pequeños. Casi todos ellos incluyen una "hora del cuento" en sus rutinas diarias. Los libros tienen el poder de capturar la imaginación infantil y llevarlos de viaje a mundos maravillosos. También tienen el poder de ayudar a los niños a entender cosas nuevas y de enviar mensajes positivos. Todas estas virtudes hacen de los libros un elemento ideal para los adultos que buscan la forma de ayudar a los niños "normales" a comprender el mundo de otros niños con "necesidades especiales". Si usted es un padre o maestro interesado en brindar un sencillo entrenamiento en la concienciación de los niños sobre las discapacidades, les ofrecemos estas ideas:

1. Comience con el cuento correcto.

Escoja una historia que se relacione con su audiencia, pero que contenga un personaje con necesidades especiales que sea significativo para sus vidas. ¿Tiene algún niño con necesidades especiales en su clase? ¿Tiene amigos con alguna discapacidad? ¿Conoce a alguno que pueda presentarse en la clase como invitado y hablarles a los niños sobre su caso en particular? Use la historia escogida para ayudar a que todos se relajen. Los niños pequeños se relacionan bien con los personajes de los cuentos. Si escoge una historia con un mensaje positivo, ayudará a establecer el "tono" para lo que se dirá más tarde.

2. No se quede sólo con el cuento.

Después del cuento, asegúrese de sacar ventaja del "momento de enseñar". Hable de las cosas que pueden resultarles más difíciles a los niños con discapacidades. Los niños pequeños son naturalmente empáticos. Sienten la pena del personaje del libro que sufre, y se preocupan por el destino de su personaje de televisión favorito cuando éste está en problemas. No sea melodramático: sólo sea "real" acerca de las tareas que pueden resultar más complicadas para un niño con la discapacidad de la que están hablando.

3. Incluya un niño o adulto con necesidades especiales.

Ésto se puede lograr invitando a un adulto discapacitado a la clase como invitado, incluyendo algún alumno del presente curso o de cursos anteriores como "estrella" de la discusión o como padres, aprovechando la oportunidad de presentarles a los niños a amigos o conocidos con discapacidades. Este paso es importante porque les muestra a los niños la vida real, no sólo un cuento. Si está preocupado de que la charla se torne embarazosa, déjela para uno o dos días después del cuento. Ésto permitirá que el visitante sea el centro de la reunión y les dará a los niños un par de días para pensar en la historia y su charla posterior.

4. Enséñeles de qué modo pueden ayudar.

Si está siguiendo el procedimiento de concienciación para ayudar a un alumno de su clase, haga un plan previo con los otros adultos involucrados en el caso (los padres del niño si usted es el maestro, o viceversa). Decidan juntos qué roles de ayuda pueden cumplir los compañeritos de clase. ¿Se designará a un compañero para que ayude al niño con sus actividades extraescolares? ¿Alguno de ellos, además del maestro, se encargará de empujar la silla de ruedas? ¿Hace falta que un compañerito se siente cerca del niño y le ayude a encontrar o manejar los materiales para ciertas actividades? Los niños gustan de ayudar a los demás, y éste es un momento excelente para pedir voluntarios que quieran cooperar. Sólo recuerde decirles exactamente qué deben hacer y cuándo (por ejemplo, cuando el maestro se lo indique, después de los recreos, etc.). Para una discusión más general, será suficiente hablar sólo de asuntos tales como no molestar al compañerito, cómo ofrecerle ayuda respetuosamente, y las diferentes formas de comunicarse con él.

5. Recuérdeles que somos más parecidos que diferentes.

Éste es un buen momento para ayudar a los niños a ver que sus compañeritos con necesidades especiales son simplemente niños. Ya les ha explicado en qué son diferentes; ahora es momento de hablar de las similitudes. Ayude a los niños a establecer la base para futuras amistades hablándoles de todas las "cosas de persona normal" que le gustan u ocurren al compañerito de clase o al invitado. Conversen sobre los intereses de cada uno frente a la clase. Los niños tendrán la oportunidad de compartir sus pensamientos y usted podrá enseñarles cómo comunicarse con él/ella de un modo no amenazante.

6. Conteste preguntas con honestidad y despeje temores.

Ésto es lo más importante que usted puede hacer. Emplee todo el tiempo que sea necesario para contestar todas las preguntas lo mejor que pueda. Tal vez le sea útil pensar de antemano en algunas posibles preguntas y sus respuestas, así podrá elaborar éstas en un lenguaje accesible para los niños. Si no está seguro de qué preguntas pueden llegar a hacerle, piense en lo que usted sintió cuando le dieron el diagnóstico del niño discapacitado. ¿Qué preguntas se le ocurrieron a usted? Probablemente los compañeritos de clase tengan temores parecidos. ¿Puede jugar con nosotros? ¿Le haré daño? ¿Cómo le hago una pregunta? ¿Alguna vez podrá... (hablar, caminar, etc.)?

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